viernes, 4 de octubre de 2013

Se va de ti mi cuerpo gota a gota. 
Se va mi cara en un óleo sordo; 
se van mis manos en azogue suelto; 
se van mis pies en dos tiempos de polvo. 

¡Se te va todo, se nos va todo! 

Se va mi voz, que te hacía campana 
cerrada a cuanto no somos nosotros. 
Se van mis gestos que se devanaban, 
en lanzaderas, debajo tus ojos. 
Y se te va la mirada que entrega, 
cuando te mira, el enebro y el olmo. 

Me voy de ti con tus mismos alientos: 
como humedad de tu cuerpo evaporo. 
Me voy de ti con vigilia y con sueño, 
y en tu recuerdo más fiel ya me borro. 
Y en tu memoria me vuelvo como esos 
que no nacieron ni en llanos ni en sotos. 

Sangre sería y me fuese en las palmas 
de tu labor, y en tu boca de mosto. 
Tu entraña fuese, y sería quemada 
en marchas tuyas que nunca más oigo, 
¡y en tu pasión que retumba en la noche 
como demencia de mares solos!
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario