Algunas veces
queremos contener y ahogar nuestros suspiros, pero
por nuestro rostro compuesto y fingido se ve correr
el llanto. Algunas veces ocupamos nuestro ánimo en
los juegos y combates del circo, pero en medio de
estos mismos espectáculos que deberían distraerle,
se siente abatido por oculta tristeza. Mejor es, pues,
vencer el dolor, que engañarle; porque distraído por
los placeres, rechazado por las ocupaciones, despierta muy pronto después de acumular en el reposo fuerzas para desencadenarse; pero el que obedece
a la razón, se asegura perpetua tranquilidad

No hay comentarios:
Publicar un comentario